Te echaba de mi casa, enojada, no sé a qué viniste, ¡¡¡¡andate, andate, andate!!!! pero cuando estás en la puerta, caminás algunos pasos y te llamo. Nos damos un abrazo que podría durar horas, no estoy segura si lloro o no, no nos queremos soltar, es que somos del mismo talle...
Me preguntás hablándome muy bajito al oído cómo estoy.
"Estoy desarmada."
martes, 12 de junio de 2012
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