domingo, 14 de abril de 2013

Bonjour tristesse

El día anterior habías sido pura simpatía, conversamos sobre viajar y cómo la gente no es la misma al volver. No esperaba verte la noche siguiente, yo caminaba buscando ese bar que me gusta y como perdí mi mapa andaba un poco perdida. Te vi en un café, bah, haciendo cola para pedir un café en uno de esos lugares de "café rápido", no me dijiste que estabas acá y casi sigo de largo pero no, abrí la puerta del lugar, te miré y te dije... no recuerdo que te dije. Pero fue una sola palabra y seguí de largo.

Poco después me alcanzaste, te pregunté cómo estabas y desde cuándo estabas en la ciudad, por qué no me comentaste, te hubiera mostrado cosas, íbamos a tomar un bon vin por ahí. No había reproches en mis palabras, no había ningún motivo para eso.

No dijiste una sola palabra. Me mirabas y no decías nada. Par contre tu cara decía de una tristeza enorme. No dije más, no me ibas a responder. 

"Estabas triste", te dije a la mañana.
"No estoy triste".


Mejor.

Ahora tengo una promesa que cumplir.

jueves, 4 de abril de 2013

Vieja matemática.

"Fue un sueño coherente", me dijo alguien... igual a mi las matemáticas se me dieron casi siempre bien... 
La cosa es que yo fui al médico porque me dolía la espalda y la doctora me despachaba así sin más, yo estaba con alguien más que antes de irnos le tocaba el culo o algo así... ¡qué vergüenza! Después de disculparme por la mala actuación de mi acompañante le preguntaba si tenía que tomar algún medicamento, hacer un tratamiento, ¡algo!

Anota algo sobre mi carnet de la obra social y me dice "tenés que tomar esto hasta los 46..."
"¿hasta los 46 años?"

Si, ¿ves? porque tenés obra social hasta el 2020...

¡Pero yo en 2020 no voy a tener 46!

Al despertar efectivamente me dolía la espalda porque claro, andaba durmiendo toda retorcida yo... a lo mejor era eso... sueño coherente, ¡por favor!

¡y yo sin poder jugarle a la quiniela!