miércoles, 24 de octubre de 2012

Cowboy boots

Il y a eu un peu de tout ces derniers jours : un peu de peur, un peu de joie, des choses peu intéressantes, des choses impossibles de reproduire. Peut-être un peu de sexe. J'ai pu dire "au revoir" à des gens que j'aime, en larmes, mais je n'arrive pas à laisser aller aux autres. J'ai embrassé (avec les bras) aux amours de ma vie. J'ai reçu aussi des choses par courrier et mes neveux m'ont fait les dessins les plus beaux pour mes murs arides...
Tout cela dans mes rêves.

I Want a Pair of Cowboy Boots by Jens Lekman on Grooveshark

Au moins tu n'es pas venu.

jueves, 11 de octubre de 2012

Esther, con h.

Me despierto en alguna casa que es la mía a veces, otras no... Marikitti organiza algún evento en este lugar y yo me dispongo muy contenta a ayudarla, a Maríkitti uno la ayuda con gusto... entonces tocan el timbre y me toca ir a atender, es como una especie de pasillo, algo medio a la intemperie: "¿quién es?" pregunto, como de costumbre, "Esther", responden del otro lado... estoy un poco confundida, es imposible que sea ella. Abro y hay gente que no conozco, que saluda y entra, más y más gente... no la veo... cierro y pienso que fue mi imaginación. Entonces la veo a Lois, hablamos de algunas cosas y le pregunto por ella "si, ahí está", me dice con toda naturalidad... y ahí está, en un rincón, chiquita, como siempre, pero esta vez de pie, con una cartera en la mano, se la ve confundida... agarra su cartera y se sienta en el piso, como con miedo... en el rincón... ¿miedo a qué?
"Pero la tía me mandó un mensaje que decía que..."
"Si -dice Lois- a mí también, pero está acá...". Me dice con una naturalidad escalofriante... Marikitti no agrega nada más.
¿Maldad? ¿Confusión?
No puedo dejar de mirarla... todos los scons y las tortas de nuez, los domingos con Coca-cola, los sandwichs de cerealitas con manteca que apretábamos para hacer salir los "gusanitos", el regalo de mis quince, las migas para los pajaritos y los chupadores de la batidora que "le robábamos" cuando hacía de cuenta que no miraba, los regalos de Avon, las frambuesas y tomates que agarrábamos del patio "¡no coman de la planta que están calientes y les va a hacer mal!" Sus secretos de cocina y su "vayan con juicio"... Sus mates.

Lloro.

Ahí está todo eso otra vez en esa mujer chiquita del otro lado de la mesa. Pero no me puedo acercar a darle un abrazo, a darle las gracias, a pedirle perdón. Y vuelvo a llorar y a enojarme. Pero no me quiero enojar, porque cuando me enojo me despierto y entonces ya no la voy a ver más...

lunes, 8 de octubre de 2012

Serial killer


Intento despertarme desde muy temprano (los clásicos nunca mueren...), todavía lo intento... la cercanía de mi cama es tan tentadora... convengamos que el día gris poco colabora.
En ese ir y venir entre las obligaciones y los deseos voy a buscar la bici para irme a la facultad, cuando llego a la puerta de « atrás » el tío Ruli se está llevando una bici para darle a alguien, que en unos días la devuelve... entonces quedan Bergamasco (posta es una marca de bicicletas), que no tiene frenos y mi bici... otra... la miro y ¿eh? No tiene ruedas. Me apuro a decirle a Ruli que no se lleve ésa, que una no tiene frenos y le muestro la otra y pregunto qué pasó con las ruedas de mi bici. Nadie sabe. Enojo total, seguro que son esos que viven en el fondo, me hago toda la película.
Más tarde estoy charlando con una amiga en la puerta de mi casa y llega Oscar con una copa en la mano. Dice dos palabras y cae redondo en el cordón de la vereda. Tiene un pedo que no ve. Se levanta y se vuelve a caer un par de veces más, intento retarlo pero es al pedo, me limito a ayudarlo a levantarse cada vez.
Y me acuerdo de lo de la bici, otra vez la bronca. Oscar no sabe nada, pero me acompaña a la otra puerta a ver qué pasó. « Yo voy a ver si los del fondo saben algo »... medio que me meto en su casa, no me quieren atender pero sé que están ahí, insisto. Sale un señor y me dice que él no escuchó nada, que no sabe nada, entonces cuando se mete en un cuarto me escabullo hasta un patio y ahí veo montones de llantas, ¡¡están las mías!! hay un taller muy pequeño en ese patio, alguien trabaja. Me siento como en una película de asesinos seriales pero de bicicletas. Entonces sale un grodito con aspecto perturbado y tenemos una discusión, forcejeamos y cae al piso, yo como que me arrodillo encima y no dejo que se mueva, entonces con un fibrón empiezo a dibujarle cosas en el brazo mientras lo insulto y le digo barbaridades... ¡¡no se rían es una escena muy violenta!!
Ahí estoy yo, la heroína de las bicicletas escribiendo cosas en el brazo del malévolo ladrón de llantas cuando el tipito se empieza a poner azul... oups, pero si no estoy apretando nada, a parte ¡al lado de él tampoco peso tanto como para asfixiarlo! ¡No! se sigue poniendo azul... lo único que me falta es ir presa por matar a un asesino serial de bicicletas. Entonces me voy, claro, o se piensan que me voy a quedar a hacerle respiración boca a boca. La madre estaba en la puerta y le digo « se está poniendo azul, a lo mejor querés llamar una ambulancia » y me retiro sin hacer mucho escándalo. Sin esperar el final. Para hacerme cargo de las cosas tengo la vida real...

En algún momento viene la madre a decirme qué pasó con su retoño delincuente pero no la dejo terminar de hablar « lo que sea, señora, su hijo tenía algún problema de antes, yo no tengo la culpa de nada. »

sábado, 6 de octubre de 2012

Todos los sábados del mundo.

No sé muy bien qué soñé, hace algunos días que sólo tengo vagos recuerdos de sueños sobre los que no tengo nada que decir.
Hoy sábado quise levantarme temprano a... lo que sea, no pude... me quedé en la cama disfrutando el dormir y esta canción sonaba desde la madrugada en mi cabeza.