Me
compraba alguna ropa y no sé qué pasaba que no podía pagar, que si
tarjeta o efectivo, quilombo de papeles en el mostrador... él viene
de atrás y paga por mí, son 12 pesos (¡a jugarle!). Que no,
gracias, que si, que no... bueno, ahora me ordeno y te devuelvo. ¿Qué
hacés ahora? ¿estás ocupada? Pregunta el enemigo...
Eeuh..
es mi oportunidad no-sé-de-qué, aceptar es una traición, no
hacerlo no es divertido, sólo quiero saber quién es en realidad, a
ver si te sigo odiando o no... que sí, pero bueno, a ver si es con o
sin motivos.
"No,
nada"
Me
invita a tomar un helado.
Yo,
como cada vez que me saluda en la real realidad, no estoy segura de
que sepa quién soy... ¿es un gil o un perverso?
Veremos
si la salida sigue en la próxima siesta porque sonó el despertador
para ir a pedalear y ya voy llegando tarde...